La perversión de la vida religiosa y el silencio de los perros mudos
«Estimado y reverendo hermano:
Quizás pueda interesarle lo que sigue para su sección Semper Infideles.
Ayer por la noche, por casualidad, me enteré de que la USMI (Unión de Superioras Mayores Italianas), en la víspera inmediata del Global Forum de Florencia, ha enviado a un centenar de Superioras (tres páginas densas de direcciones sólo para las que residen en Roma) un correo electrónico invitándolas al susodicho Forum, con el objeto de concurrir a la orientación del mismo en el sentido más siniestro de los “antiglobalización” y con la perspectiva de un espacio en el interior de Fortezza da Basso para debates y momentos de silencio. El correo puede leerse en la página web de la USMI.
Hoy, cuando hasta la asociación Agnoletto rechaza ser definida como “antiglobalización” -pues la globalización es un hecho y el problema ya no se refiere a ser “anti” o “pro”, sino a la «manera en que se globaliza»- sólo faltaba que las reverendas monjas se pusieran en primera línea con comportamientos incalificables desde el punto de vista del Decreto Perfectae Caritatis, para añadir confusión a más confusión y trastornar al buen pueblo de Dios. Habría entendido una propuesta de reflexión y oración para que se evitasen los precedentes de Génova y para que las mentes se orientasen hacia propuestas de paz y de justicia.
Me habría indignado, pero no escandalizado, si alguna cabeza caliente, a título individual, se hubiese “recalentado” en dicha ocasión; pero que precisamente las Superioras Mayores soliciten la participación en reuniones de política “comprometida”, sin pensar en el ambiente y el clima al que se verían expuestas durante varios días las Religiosas participantes y sobre todo trastocando las finalidades de la vida religiosa, esto es algo que realmente escandaliza. Pero el escándalo alcanza su culmen en el silencio de los «perros que deberían ladrar (véase Isaías 56, 10) y no ladran»
Respondemos
Estimado amigo,
Gracias por su indicación. Estamos completamente de acuerdo con usted, excepto en lo que se refiere a la inocencia del decreto Perfectae Caritatis sobre la vida religiosa. En este decreto, como en casi todos los documentos del Concilio, al lado de cosas buenas, mejor dicho excelentes, pero nada nuevas, encontramos cosas nuevas para nada positivas, mejor dicho pésimas. Lo hemos documentado en esta sección al examinar a fondo el Concilio (vea por ejemplo el sì sì no no del 30 de noviembre de 2002, La cattiva pastorale nella formazione dei Religiosi). Vuelva a leer el artículo 18 del Perfectae Caritatis y aplíquelo al caso que usted nos indica: «Para evitar luego el peligro de que la adaptación a las exigencias de nuestro tiempo sea sólo algo exterior... los religiosos... según las capacidades intelectuales y el carácter de cada uno deberán instruirse de manera conveniente conforma a la mentalidad y costumbres de la vida social moderna». Considere lo que podría significar tal artículo en un clima de “diálogo” deliberado con los errores (y ya no con los que yerran para convertirlos) y obtendrá la “adaptación a las exigencias de nuestro tiempo”, no “sólo algo exterior” sino también y sobre todo algo interior, lo que nos han probado de forma no muy loable (y probablemente tras la invitación de la USMI de la que usted nos habla) también las Clarisas de Jesi, según se lee en Il Messaggero del 10 de diciembre de 2002 (edición de la región de Le Marche ): «En Jesi manifestación contra la guerra / Las Clarisas junto a los anárquicos para decir “sí a la paz” / Las monjas de clausura saldrán de forma excepcional junto a asociaciones, partidos y antiglobalización». Y: «Manifestación para la paz en Jesi con anárquicos y Monjas de clausura». Hay que decir que la manifestación pretendía celebrar el 54º aniversario (10 de diciembre de 1948) de la masónica Declaración de los Derechos Humanos y que entre varios partidos, además de los Verdes, también estaba Refondazzione Communista. El mismo redactor de Il Messaggero parece no poder creérselo y escribe: «Clarisas y anárquicos marcharán juntos para la paz. ¿Un milagro? No. Es la pura realidad. Las monjas clarisas de Jesi violarán hoy por un día la clausura para manifestarse contra la guerra [...] desfilando al lado de los anárquicos del Centro de Estudios Libertarios ‘Luigi Fabbri’...».
Los jesuitas Molinari y Gumpel ilustraron hace algunos años el procedimiento pirata por el que los neomodernistas intentaron, durante el Concilio, hundir, sic et simpliciter, la Vida religiosa, sustituyendo el texto sobre los Religiosos por un texto que trataba solamente de la vocación de todos los cristianas a la santidad. Una historia increíble, llena de sorpresas dignas de la mejor película de espionaje (cf. Molinari-Gumpel, Il capitolo VI “De Religiosis” della Costituzione dogmatica sulla Chiesa ed. Ancora, Milano, y sì sì no no del 31 de diciembre de 1987, Gli illeciti del Concilio, ed. italiana). Aquí recordaremos lo esencial. El segundo texto, quasi furtivo modo... introductum [introducido... como furtivamente], como denunció el Secretario de la Comisión para los Religiosos en su Informe del 23 de octubre de 1963, fue justificado, entre otras cosas, por el motivo “ecuménico” de que los jefes de la Reforma protestante, aboliendo la vida religiosa, habían querido derrumbar el muro de separación erigido por la Iglesia católica entre una clase privilegiada, los religiosos, y la masa de fieles, y por lo tanto era necesario que también el Concilio destruyese la opinión de que la santidad fuese monopolio de los religiosos. Naturalmente, el camino a seguir era el mismo que el de Lutero, excepto la manera, pues se trataba de sepultar la vida religiosa en el silencio y en el olvido. Esto lo impidió, sin embargo, una coalición de Padres que, en contra de las disimuladas maniobras de los modernistas, defendieron “a cara descubierta” la vida religiosa, puesto que existe «en la Iglesia por explícita voluntad de Cristo». Pero, como ya observamos, si la odisea conciliar del texto dedicado a los religiosos acabó bien, en el sentido de que el Concilio no se calló en lo que se refería a la vida religiosa, la vida religiosa, sin embargo, acabó mal. Al Concilio le siguió “el espíritu del Concilio”, y los neomodernistas, haciendo volar lo que ellos mismos definieron “bombas de relojería” escondidas en los locuaces textos del concilio, han conseguido imponer en la práctica postconciliar incluso lo que no habían conseguido imponer descubiertamente en la teoría de los documentos conciliares.
En cuanto a los “perros que deberían ladrar pero no ladran”, es cierto, pero sólo hasta cierto punto, en Roma, ya que en ella se está efectuando tácitamente la “descentralización”, o sea la transferencia del poder central de la Sede de Pedro a cada Obispo por separado en nombre de la “colegialidad” (inventada durante el Concilio, frenada por Pablo VI bajo la presión de los Obispos fieles -con la Nota praevia a la Lumen Gentium- pero recuperada en el postconcilio: el Papado está reducido cada vez más a una oficina de mera representación y se disuade de presentar recursos a Roma dejándolos caer en el vacío). En las Diócesis las cosas funcionan de otra manera y existen “perros-pastores” que ladran, ¡y cómo! Por ejemplo, monseñor Noyer, Obispo de Amiens, tras haber reñido al abad Philippe Sulmont, párroco de Domqueur, por querer anunciar «una nueva cruzada contra el Islam y contra el mismísimo Corán” (sólo por haber documentado y recordado lo que todos saben sobre el Islam), le recuerda que «esto no es conforme a la posición de la Iglesia católica matizada por el Concilio en la declaración ‘Nostra Aetate’» (como si ésta hubiere felizmente “matizado” y no contradicho clamorosamente la posición de la Iglesia católica frente al Islam). Tras lo cual, el Obispo de Amiens se ha sentido autorizado a sustituir al abad Sulmont por un párroco más en la línea del Concilio Vaticano II. Como puede comprobar, hay “perros” que ladran (e incluso muerden), pero no contra los lobos, sino contra lo que queda del fiel rebaño.
1- Periódico italiano
2- Región italiana del centro-norte, siendo Jesi una de sus ciudades
http://sisinono.blogia.com
Quizás pueda interesarle lo que sigue para su sección Semper Infideles.
Ayer por la noche, por casualidad, me enteré de que la USMI (Unión de Superioras Mayores Italianas), en la víspera inmediata del Global Forum de Florencia, ha enviado a un centenar de Superioras (tres páginas densas de direcciones sólo para las que residen en Roma) un correo electrónico invitándolas al susodicho Forum, con el objeto de concurrir a la orientación del mismo en el sentido más siniestro de los “antiglobalización” y con la perspectiva de un espacio en el interior de Fortezza da Basso para debates y momentos de silencio. El correo puede leerse en la página web de la USMI.
Hoy, cuando hasta la asociación Agnoletto rechaza ser definida como “antiglobalización” -pues la globalización es un hecho y el problema ya no se refiere a ser “anti” o “pro”, sino a la «manera en que se globaliza»- sólo faltaba que las reverendas monjas se pusieran en primera línea con comportamientos incalificables desde el punto de vista del Decreto Perfectae Caritatis, para añadir confusión a más confusión y trastornar al buen pueblo de Dios. Habría entendido una propuesta de reflexión y oración para que se evitasen los precedentes de Génova y para que las mentes se orientasen hacia propuestas de paz y de justicia.
Me habría indignado, pero no escandalizado, si alguna cabeza caliente, a título individual, se hubiese “recalentado” en dicha ocasión; pero que precisamente las Superioras Mayores soliciten la participación en reuniones de política “comprometida”, sin pensar en el ambiente y el clima al que se verían expuestas durante varios días las Religiosas participantes y sobre todo trastocando las finalidades de la vida religiosa, esto es algo que realmente escandaliza. Pero el escándalo alcanza su culmen en el silencio de los «perros que deberían ladrar (véase Isaías 56, 10) y no ladran»
Respondemos
Estimado amigo,
Gracias por su indicación. Estamos completamente de acuerdo con usted, excepto en lo que se refiere a la inocencia del decreto Perfectae Caritatis sobre la vida religiosa. En este decreto, como en casi todos los documentos del Concilio, al lado de cosas buenas, mejor dicho excelentes, pero nada nuevas, encontramos cosas nuevas para nada positivas, mejor dicho pésimas. Lo hemos documentado en esta sección al examinar a fondo el Concilio (vea por ejemplo el sì sì no no del 30 de noviembre de 2002, La cattiva pastorale nella formazione dei Religiosi). Vuelva a leer el artículo 18 del Perfectae Caritatis y aplíquelo al caso que usted nos indica: «Para evitar luego el peligro de que la adaptación a las exigencias de nuestro tiempo sea sólo algo exterior... los religiosos... según las capacidades intelectuales y el carácter de cada uno deberán instruirse de manera conveniente conforma a la mentalidad y costumbres de la vida social moderna». Considere lo que podría significar tal artículo en un clima de “diálogo” deliberado con los errores (y ya no con los que yerran para convertirlos) y obtendrá la “adaptación a las exigencias de nuestro tiempo”, no “sólo algo exterior” sino también y sobre todo algo interior, lo que nos han probado de forma no muy loable (y probablemente tras la invitación de la USMI de la que usted nos habla) también las Clarisas de Jesi, según se lee en Il Messaggero del 10 de diciembre de 2002 (edición de la región de Le Marche ): «En Jesi manifestación contra la guerra / Las Clarisas junto a los anárquicos para decir “sí a la paz” / Las monjas de clausura saldrán de forma excepcional junto a asociaciones, partidos y antiglobalización». Y: «Manifestación para la paz en Jesi con anárquicos y Monjas de clausura». Hay que decir que la manifestación pretendía celebrar el 54º aniversario (10 de diciembre de 1948) de la masónica Declaración de los Derechos Humanos y que entre varios partidos, además de los Verdes, también estaba Refondazzione Communista. El mismo redactor de Il Messaggero parece no poder creérselo y escribe: «Clarisas y anárquicos marcharán juntos para la paz. ¿Un milagro? No. Es la pura realidad. Las monjas clarisas de Jesi violarán hoy por un día la clausura para manifestarse contra la guerra [...] desfilando al lado de los anárquicos del Centro de Estudios Libertarios ‘Luigi Fabbri’...».
Los jesuitas Molinari y Gumpel ilustraron hace algunos años el procedimiento pirata por el que los neomodernistas intentaron, durante el Concilio, hundir, sic et simpliciter, la Vida religiosa, sustituyendo el texto sobre los Religiosos por un texto que trataba solamente de la vocación de todos los cristianas a la santidad. Una historia increíble, llena de sorpresas dignas de la mejor película de espionaje (cf. Molinari-Gumpel, Il capitolo VI “De Religiosis” della Costituzione dogmatica sulla Chiesa ed. Ancora, Milano, y sì sì no no del 31 de diciembre de 1987, Gli illeciti del Concilio, ed. italiana). Aquí recordaremos lo esencial. El segundo texto, quasi furtivo modo... introductum [introducido... como furtivamente], como denunció el Secretario de la Comisión para los Religiosos en su Informe del 23 de octubre de 1963, fue justificado, entre otras cosas, por el motivo “ecuménico” de que los jefes de la Reforma protestante, aboliendo la vida religiosa, habían querido derrumbar el muro de separación erigido por la Iglesia católica entre una clase privilegiada, los religiosos, y la masa de fieles, y por lo tanto era necesario que también el Concilio destruyese la opinión de que la santidad fuese monopolio de los religiosos. Naturalmente, el camino a seguir era el mismo que el de Lutero, excepto la manera, pues se trataba de sepultar la vida religiosa en el silencio y en el olvido. Esto lo impidió, sin embargo, una coalición de Padres que, en contra de las disimuladas maniobras de los modernistas, defendieron “a cara descubierta” la vida religiosa, puesto que existe «en la Iglesia por explícita voluntad de Cristo». Pero, como ya observamos, si la odisea conciliar del texto dedicado a los religiosos acabó bien, en el sentido de que el Concilio no se calló en lo que se refería a la vida religiosa, la vida religiosa, sin embargo, acabó mal. Al Concilio le siguió “el espíritu del Concilio”, y los neomodernistas, haciendo volar lo que ellos mismos definieron “bombas de relojería” escondidas en los locuaces textos del concilio, han conseguido imponer en la práctica postconciliar incluso lo que no habían conseguido imponer descubiertamente en la teoría de los documentos conciliares.
En cuanto a los “perros que deberían ladrar pero no ladran”, es cierto, pero sólo hasta cierto punto, en Roma, ya que en ella se está efectuando tácitamente la “descentralización”, o sea la transferencia del poder central de la Sede de Pedro a cada Obispo por separado en nombre de la “colegialidad” (inventada durante el Concilio, frenada por Pablo VI bajo la presión de los Obispos fieles -con la Nota praevia a la Lumen Gentium- pero recuperada en el postconcilio: el Papado está reducido cada vez más a una oficina de mera representación y se disuade de presentar recursos a Roma dejándolos caer en el vacío). En las Diócesis las cosas funcionan de otra manera y existen “perros-pastores” que ladran, ¡y cómo! Por ejemplo, monseñor Noyer, Obispo de Amiens, tras haber reñido al abad Philippe Sulmont, párroco de Domqueur, por querer anunciar «una nueva cruzada contra el Islam y contra el mismísimo Corán” (sólo por haber documentado y recordado lo que todos saben sobre el Islam), le recuerda que «esto no es conforme a la posición de la Iglesia católica matizada por el Concilio en la declaración ‘Nostra Aetate’» (como si ésta hubiere felizmente “matizado” y no contradicho clamorosamente la posición de la Iglesia católica frente al Islam). Tras lo cual, el Obispo de Amiens se ha sentido autorizado a sustituir al abad Sulmont por un párroco más en la línea del Concilio Vaticano II. Como puede comprobar, hay “perros” que ladran (e incluso muerden), pero no contra los lobos, sino contra lo que queda del fiel rebaño.
1- Periódico italiano
2- Región italiana del centro-norte, siendo Jesi una de sus ciudades
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