PARA CONFORTAR A QUIEN HA ELEGIDO LA FIDELIDAD PARA REPRENDER A QUIEN HA PREFERIDO EL ESPEJISMO DEL PODER
“Aunque este siglo parezca prometernos un largo periodo de luchas oscuras, sin victoria aparente y con todo linaje de humillaciones; aunque estemos abocados al menosprecio, al escarnio, a la expulsión de la vida pública; aunque en este martirio del desdén hayamos de sufrir el triunfo de los estultos, el poder de los malvados y la gloria de los viles, Dios, por su parte, reserva a sus fieles el desempeño de un papel cuyo esplendor fecundo y duradero no rechazarán ni ignorarán.
Él les concede la gracia de que lleven su verdad, empequeñecida y reducida a una llama de altar que se puede poner en las manos de un niño, y les manda que desafíen todo este huracán porque, con tal que su fe no se debilite, la llama viva no sólo no se apagará, sino que ni siquiera vacilará. ¡No, ni se apagará ni vacilará! La tierra nos cubrirá con su polvo, el océano nos volcará encima su espuma, nos aterrarán las fieras desencadenadas contra nosotros, pero superaremos este feo momento de la historia humana. La pequeña llama depositada en nuestras manos heridas no perecerá, y volverá a encender el fuego divino”
(De Louis Veuillot: La ilusión liberal).
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